Ayudando a otros

 



Empecemos nuestra explicación de la conducta de ayudar explorando primero por qué las personas a veces no ayudan. Eso dejará claro por qué es tan notable cuando las personas sí ayudan a otros.

Una noche, inquilinos de un edificio de apartamentos de Queens, Nueva York vieron y escucharon cómo una joven mujer llamada Kitty Genovese fue asesinada en la calle. Desde la seguridad de sus cuartos, no menos de 38 personas escucharon los gritos agonizantes mientras su agresor la apuñalaba, se espantaba y regresaba a apuñalarla de nuevo. El asesinato de Kitty Genovese tomó más de 30 minutos pero ninguno de sus vecinos trató de ayudarla. Ninguno llamó a la policía hasta después de que el ataque había terminado. Tal vez es entendible que nadie quería involucrarse. Después de todo, pudo haber sido una pelea violenta de una pareja. O ayudar pudo haber significado arriesgar lesiones personales. ¿Pero qué evitó que estas personas por lo menos llamaran a la policía? Aunque muchos detalles del asesinato de Kitty Genovese se han puesto en duda, el episodio fue instrumental para lanzar una investigación en apatía circundante ¿Esto no es un ejemplo de alienación en la vida de la ciudad? Los reportes de las noticias trataron este incidente como evidencia de una ruptura de los nexos sociales causados por la impersonalidad de la ciudad. Aunque es verdad que la vida urbana puede ser deshumanizante, esto no explica completamente la apatía circundante (la falta de voluntad de transeúntes de ofrecer ayuda durante urgencias también es referida como el efecto del espectador). De acuerdo con el trabajo

conocido de los psicólogos John Darley y Bibb Latané (1968), el fracaso de

ayudar está relacionado con el número de personas presentes. A través de los

Muchos estudios han mostrado que entre más ayuda potencial esté presente, menos probable es que las personas ayuden ¿Por qué las personas estarían menos dispuestas a ayudar cuando otros están presentes? En el caso de Kitty Genovese, la respuesta es que todos pensaron que alguien más podría ayudar. Las dinámicas de este efecto son fácilmente ilustradas: supongamos que dos motociclistas se han parado en el borde de la carretera, uno en un camino rural poco recorrido y otro en

una autopista congestionada. ¿Quién recibe ayuda primero? En la autopista, mientras cientos de carros pasan cada minuto, cada conductor asume que alguien más le ayudará. La responsabilidad personal de ayudar se diluye tanto que nadie toma la acción. En el camino rural, una de las primeras personas en llegar probablemente se detendrá, pues la responsabilidad es claramente suya. En general, Latané y Darley asumen que los transeúntes no son apáticos o indiferentes; están inhibidos por la presencia de otros.


















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